sábado, 17 de diciembre de 2011

LOS DE STARBUCKS ME PONEN ALGO EN LA BEBIDA

Aquí hay gato encerrado. A veces  tengo ganas de Starbucks. Ni shopping, ni sexo, solo  STARBUCKS. Voy  tipo zombi.  Es como cuando estás ovulando y quieres llorar o matar a alguien pero no sabes por qué.
Hay  varias cosas recurrentes en el ambiente: todas tenemos claro lo que queremos, comemos dulces y no soltamos el ipad o el smartphone.
El proceso es  ritual porque no se lo salta ni dios: Vas, pides y oteas donde te vas a sentar (y a quien tienes al lado) y entonces llega uno de mis momentos favoritos:
-Tú nombre por favor. Lo recoges al final cuando te llamemos.
Esto me encanta. Depende del día que tenga me llamo  de una manera u otraMe da  cierto morbo. Me he llamado Rola, Kala, Casilda, Jane, Claudia, Paty… el nombre dice mucho. Depende de cómo me llame, así mira la clientela. Lo tengo comprobado. El día que coincida con alguien conocido a ver cómo salgo del apuro.
Lo ideal es pillar sofá. Conecto el wifi,  pego un par de sorbos a mi latte con leche de soja y entonces entro en trance. Yo y la mayoría de féminas. Es como si nos metieran un tranquimazín o medio diazepán en el coffee. En serio, aquí pasa algo. Veo que estamos relajadas, adormiladas, con los ojos entornados. Felices. Y la mayoría, a solas, como en los bingos.
¿Y qué me dices de las famosas? Es ya la típica foto fashion&style. No hay celebrity que se precie que no salga en los medios en la puerta del Starbucks con  el vaso de la mano.


Atención al logo. Esa chica es muy rara. Es medio sirena-bruja-chica it.
No sabes si está contenta o a punto de liarla parda, es como una gionconda moderna.
Cada día lo tengo más claro, me ponen algo en la bebida de Starbucks.
PD: (DIRIGIDA EN EXCLUSIVA AL DEPT. DE MARKETING DE STARBUCKS) Si queréis meter publicidad en nuestro blog, nuestro contacto caliente está abajo.

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