Pongo la tele y sintonizo la “televisión pública”, como le
gusta llamar a TVE a la directora de Los
Desayunos, Ana Pastor, con la boca bien grande. Están dando Corazón
y, de repente, el vermú me tapona la tráquea hasta el punto de que llega a
salirme un poco de Martini seco por los lagrimales. Pero, esto qué es, hombre… Abren con la pena de una tonadillera imputada
por un supuesto delito de blanqueo de dinero porque su hijo ha perdido al bebé
que esperaba. Siguen con la revisión de operación de colon de un ex torero imputado por un delito de homicidio por
imprudencia y dos contra la seguridad vial que, además, ya no usa Lady Grecian 2000; y continúan con el disgusto que tiene la mujer de un torero, condenada
por falsedad y estafa a la Seguridad Social, por no poder seguir estudiando
lejos de su casa porque sus hijos la echan de menos (“pero ella no es mujer de
tirar la toalla”, la justifica, además, la presentadora en una frase
sobrecogedora.)
El programa de esta televisión que todos pagamos va por el
minuto 10 (de los 30 que dura) y sigue dándole cuartelillo a la vida y milagros
de estos tres presuntos (como el jamón portugués) delincuentes: la Pantoja,
Ortega Cano (sin Lady Grecian 2000) y María
José Campanario. Por un momento pienso que han vuelto a poner “Cuerda de
presos”, aquel programa en el que Jesús Quintero entrevistaba a lo más granado
de la delincuencia española. No es posible que la tan cacareada televisión
pública abra uno de sus programas con este trío de ases que pone de manifiesto lo mal que está el mundo del flocklore en
este país, además de que entre los tres en EEUU juntarían por lo menos cadena
perpetua. Los periodistas les meten los micrófonos por la calle y encima van y
no contestan, muy dignos ellos. Así somos. Así es nuestra tele. ¿Dónde está el movimiento 15-M ahora? ¿No tiene nada
que decir a esto? Exijo una asamblea de
barrio (como el Cine) para plantear el tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario