martes, 29 de noviembre de 2011

CON FE TOTAL


Hoy he entrado por primera vez en una peluquería china, por cambiar de aires, you know.
No hablaban casi castellano, así que he asumido que no iba a haber conversación. No tenía  hoy el día muy hablador, casi mejor así. Al poco de entrar me dicen: después, más guapa, guapa.
Lo confieso, por un momento me han entrado ganas de salir corriendo pero mi sentido de la aventura y de probar cosas nuevas me ha mantenido quietecita. Les he pedido una manicura, teñir y que me cortasen las puntas,  que ya tocaba. Y eso ha sido: manicula, teñil y cortalpuntas, guapa, guapa
No importaba que el cartel tipo anuario con chicas preciosas chinas fuera de año 2008. Ahora que caigo es que igual ellos van por ese año, disculpad mi ignorancia en el almanaque oriental. Tampoco importaba que hiciera pelín frío porque la manicula ha lozado la experiencia religiosa. El masaje de brazos que me ha hecho después de terminar ha sido fa-bu-lo-so. También me ha gustado mucho cómo me han lavado. No ha sido un vulgar moja, rasca y poco más, no. Cuando me he querido dar cuenta la chica llevaba dándole caña a mi cuero cabelludo por lo menos cinco minutos y ha estado otros cinco masajeándome la cabeza. Un masaje craneal en toda regla, vamos. Y todo amenizado con un hilo musical muy chino pero muy fino. Mientras cerraba los ojos me ha dado por pensar que estaba en Bangkok, en un hotel de cinco estrellas superior. Hasta que  la lavadora de cabeza estilo siatsu me ha dicho: aliba, aliba, señola, ya está. Ahí se ha acabado el lujo asiático. Nada más abrir los ojos he vuelto a ver el cartel del año 2008 y los incómodos fluorescentes me han devuelto a la realidad.
Mientras me peinaba me he fijado en que la peluquería se llama XINFE pero yo he salido CON FE total. Volveré, sí. Volveré cuando me apetezca un rapidito sin hablar, como pasa con los hombres, sobre todo para que me devuelvan la fe.

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