jueves, 12 de enero de 2012

LA MANO BIÓNICA DE PALOMA Y LA GOMA DE BORRAR DE ANARROSA

Con las revistas hay que leer siempre la letra pequeña… y ver la foto pequeña. Me refiero al detalle, al rincón olvidado en el que uno no repara al observar una foto.

Lo primero, yo sigo con mi frikismo sobre las extremididades: Paloma Cuevas tiene una mano biónica. No te miento. Aquí está la prueba.



Detrás de su candidez y elegancia hemos descubierto que tiene una mano ortopédica. O eso, o que le sientan fatal los guantes de piel color carne con ribete de pelo. Claro, que esta foto es de antes de dar a luz a su niña, y lo mismo es que se le hincharon mucho las extremidades como me pasó a mi antes de dar a luz por la retención de líquidos, que es malísima. Que yo no podía ni entrarme las zapatillas de estar en casa… Pues será que a ella le pasa lo mismo con las manos, que no puede ni entrarse los guantes de su marido, como debe ser el caso que nos ocupa.

Otro detallito de esos que pasan desapercibidos y no deberían es el de los barriles del jardín de la casa de Richard Branson antes de que su hija se casara.


Vamos a ver, Richard: si sabes que este verano se te quemó la casa (sí, esta misma de las Islas Virgenes), ¿no deberías preguntarte que es que a lo mejor eres tú el que lo va buscando? Dime tú qué hacen tres barriles de gasolina junto a las antorchas. Richard, eres el dueño de Virgin, el precursor de los viajes al espacio para millonarios, pero estoy empezando a pensar que también tienes un poquito de pirómano y lo que ibas buscando era que la compañía de seguros te pagara el convite.

Sin embargo, si hay algo que realmente me ha dejado al borde del ictus en este número de elola ha sido la entrevista a la incombustible (a diferencia de la casa de Brason) Anarrosa. Dice así la que no lleva nada de photoshop: “Juan, mi marido, no me ata nada. Por eso, le quiero tanto”. Toma castaña. Si es que yo siempre he pensado que a esta chica no le iba mucho el sado. Pues hija, a mi mi marido me ata todo y me encanta. Pero, atención a la gran frase, a esa que debería hacer que la revista Time la eligiera personaje del año 2012: “Mis hijos huelen a infancia, a inocencia y a goma de borrar”. Perdona, AR, que me ponga otra vez como ejemplo, pero es que a mi los míos, y más en estas fechas de virus salvajes, me suelen oler a vómito, especialmente después de comer. Qué suerte tienes con que los tuyos te huelan tan bien, debe ser que tienes mucho servicio. Me huelen a todo menos a goma de borrar cuando llegan del colegio, en serio. Me suelen oler a bocadillo de chorizo, a polvo de revolcarse en el patio, al puré que les ha chorreado por la sudera en el comedor… ¿Anarrosa, tan mal lo hacen tus hijos, que están todo el día borrando, o es que eres una cursilona?

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