sábado, 4 de febrero de 2012

EL PIXELADO ES OBRA DEL DOCTOR CAVADAS


(Aconsejo la lectura del texto sin dejar de mirar la foto de la niña que aparece arriba a la derecha)

Visitar a una eminencia de la cirugía plástica, a uno de los mejores reconstructivistas del planeta, no es asunto baladí. Y menos aún si el especialista va armado con un gorro de quirófano con hellokitys y blusones étnicos. Pero es que el doctor Pedro Cavadas es así: o se le quiere por lo bueno que está o se le odia por lo engreído que parece. Voy al grano, que me despisto. Hasta su clínica valenciana se ha marchado Andrea Janeiro Esteban, Andreíta para esa España que tiene tele. Y recién salida de la operación facial nos la presenta esta semana en portada la revista Diez Minutos.
-"No me digas que no le queda bien la rinoplastia: su nariz ha quedado cuadradita y de color marrón ladrillo, eso sí, suavizado hacia el pantone no-sé-qué-número". 
-"¿Y qué me dices de los coloretes tipo Heidi?".
-"Se dice dermoabrasión de los pómulos. Lo que han intentado es igualar tonalidades".
-El botox aplicado en el entrecejo ha quedado un poco claro, blanquecino, respecto al resto de la piel, pero le da un toque tercer ojo que ya quisiera el yogui del Dalai Lama.

Quizás en su conjunto el rostro de Andreíta está configurado como un crisol de tonos maquillaje, pero queda más suave y menos agresivo que la última operación que le hicieron a su madre. Hoy hemos conocido a la verdadera Andrea, una adolescente con una verruga-piercing, papada de cambio hormonal y boquita de piñón. Sobre el estilismo poco puedo opinar. A Primark vamos todos.


Pero sí debo ponerme entre seria y enfadada. ¿El superpixelado realizado a la hija del torero es terapeútico, quirúrgico o ético? Los del Ten Minutes quizá nos vendan que es una menor y su imagen está protegida, pero ese código contrasta con otras ocasiones en donde la presentación de un niño se ha hecho a cara descubierta. Esta misma semana, la revista Lecturas saca en portada a la princesa Letizia sujetando en brazos a una bebé, que anónima o no también tendría derecho a salvaguardar su imagen. Porque esto de los menores y el pixelado se lo pasan por el forro de los pantones la mayoría de publicaciones del corazón. ¿O es que a algún malvado responsable de fotografía no le gusta la cara de esa chica, que bastante tiene con lo que tiene?



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